Niños Del Mundo: ¿LO QUE SE ESTÁ HACIENDO?

Capítulo 5

¿QUÉ SE ESTÁ HACIENDO AL RESPECTO?

En la última década, los defensores de la salud mental a nivel mundial se han unido para promover iniciativas con el fin de crear conciencia y abordar la salud mental de niños y jóvenes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha estado involucrada en tales esfuerzos.

La OMS ha contribuido significativamente al problema durante las últimas décadas. Lo ha hecho a través del ‘Plan de acción integral de salud mental de la OMS’, o MHAP. Establecido en 2013, el MHAP presenta cuatro objetivos que guían a los países en el liderazgo y la gobernanza efectivos; servicios integrales e integrados en las comunidades, implementación de estrategias de promoción y prevención; y sistemas de información, evidencia e investigación fortalecidos. En 2019, el MHAP se extendió hasta 2030 para alinear el cronograma de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Además, la OMS también ha publicado una guía sobre intervenciones para prevenir y manejar trastornos precarios de salud mental, neurológicos y por consumo de sustancias, como la depresión, el suicidio y los trastornos de comportamiento.

Ha habido, más allá del ámbito de la atención médica, esfuerzos adicionales para abordar los problemas de salud mental. Varias organizaciones internacionales, incluidos UNICEF, la OMS y el Banco Mundial han desarrollado el Marco de atención cariñosa y sensible para enfrentar los desafíos del desarrollo temprano. Además, UNICEF ha ofrecido orientación para padres con el fin de apoyar a éstos cuanto sea posible.

 

El aspecto financiero de las iniciativas de salud mental sigue siendo a día de hoy un gran problema alrededor del mundo, especialmente en los países en desarrollo. Una de las razones es la falta de dinero para permitirse dicha financiación. La OMS indica que, en algunos de los países más pobres del mundo, los gobiernos gastan menos de un dólar por persona en el tratamiento de problemas de salud mental. El ingreso per cápita se refiere al ingreso promedio de las personas en el país. En los países de ingresos medios-altos, el gasto es de alrededor de tres dólares por persona. Asimismo, en los países de ingresos bajos, el gasto público promedio en salud mental per cápita fue de 0,08 dólares americanos; en los países de ingresos medianos bajos, fue de $0,37; en los países de ingresos medianos altos un $3,29; y en países de ingresos altos, $52,73. La marcada diferencia en el gasto en salud mental por persona entre los países en desarrollo y desarrollados ilustra una evidente falta de inversión de capital por parte de los países en desarrollo en temas de salud mental.

Con respecto a los países en desarrollo, varios gobiernos han abordado los problemas de salud mental en múltiples sectores de la sociedad, incluidos los jóvenes. Un ejemplo de ello es la SEHER – Fortalecimiento de la Base de Evidencia de Intervenciones Escolares para la Promoción de la Salud de los Adolescentes. SEHER, el programa indio con su sede en Bihar es un programa de promoción de la salud mental de múltiples componentes para toda la escuela que opera y evalúa a gran escala. Presenta actividades para todos los estudiantes y ofrece asesoramiento individualizado para los estudiantes que lo necesitan. Funciona en conjunto con un programa de capacitación en habilidades para la vida integrado en las aulas. Las evaluaciones mostraron que el programa tuvo éxito al crear una atmósfera escolar positiva que presentaba relaciones sólidas y enriquecedoras entre maestros y estudiantes y fomentó un sentido de pertenencia entre los estudiantes, lo que resultó en tasas más bajas de depresión, intimidación y violencia. Por el contrario, cuando los maestros entregaron la intervención, hubo poco efecto.

 

Además, el programa ‘Ujana Salama’ en Tanzania busca abordar los problemas de salud mental a través de su implementación en conjunto con los servicios sociales, combinando un programa de transferencia de efectivo para adolescentes de 14 a 19 años junto con capacitación en persona, tutoría, subvenciones y servicios de atención médica. Una evaluación del programa indicó que éste condujo a una reducción de los síntomas depresivos. Después de un año, los adolescentes masculinos y femeninos exhibieron una mejor salud mental y autoestima y demostraron un mayor conocimiento sobre la salud sexual y reproductiva y el VIH. Los estudios del programa también indicaron reducciones en la violencia sexual y aumentos en la asistencia escolar entre las niñas. Estos ejemplos sugieren que los esfuerzos para mejorar la salud mental de la población mundial se están abordando también a nivel local, más allá de la Organización Mundial de la Salud.

 

 

PARTE 2 – Manejo de datos

Cómo la OMS y otras instituciones han contribuido a mejorar los esfuerzos para recopilar datos relacionados con la salud mental

Parte del problema de los datos y la investigación es la falta de financiación. En 2019, la inversión en investigación sobre salud mental ascendió a unos 50 céntimos por persona al año, sobre la base de una población de 7700 millones. Tan solo el 2,4% de esta financiación se gastó en países de ingresos bajos y medios. Solo el 33% del total gastado en investigación en salud mental involucra a adolescentes.

 

La recopilación de datos requiere definiciones de condiciones de salud mental que se puedan aplicar en diferentes entornos y contextos culturales. De hecho, el contexto puede determinar cómo las condiciones de salud mental se presentan y cómo se interpretan los síntomas. Además, es fundamental capturar información sobre experiencias que no necesariamente cumplen con las definiciones de trastornos diagnosticables.

UNICEF, la OMS y otros socios clave se han embarcado en la “medición de la salud mental entre adolescentes a nivel de población”, o MMAP, un enfoque sólido y metodológico para recopilar y gestionar datos de salud mental para adolescentes.

 

También se están realizando esfuerzos de investigación para establecer vínculos críticos entre la salud mental y los determinantes sociales que ponen en riesgo a los niños y jóvenes. Por ejemplo, CHANCES-6, un proyecto del Care Policy and Evaluation Centre de la London School of Economics, se ha involucrado en un programa de investigación a gran escala que investiga el vínculo entre la pobreza, la salud mental y las oportunidades de vida para los jóvenes de bajos ingresos. El programa estuvo en marcha de 2018 a 2021 en Brasil, Colombia, Liberia, Malawi, México y Sudáfrica. Sus métodos se centraron en examinar el impacto de los programas de transferencia de efectivo en la salud mental y el impacto de los programas de salud mental sobre los más necesitados a nivel económico.

 

Resumido por Aniruddh Rajendran

Traducido por Olga Ruiz Pilato de [WORLD CHILDREN: WHAT IS BEING DONE]

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